Dios

Dios, tan multifacético, tan subjetivo, tan amorfo.
¿Cómo comprenderlo y ponernos de acuerdo en algo referente a Él?

No es hablar de política, ni de fútbol, es algo alejado de nuestra razón; sin embargo, ahí están aquellos que ven oro en los clavos de Jesús, en la fe del desahuciado, en el dolor de las viudas. Ahí están los grandes impostores que se autoproclaman vínculo directo con Dios, cuando ni siquiera entienden su divino mensaje.

Me alejo de la visión católica de un Dios enfurecido, rencoroso y despiadado buscando castigar a cada uno de nosotros por las cosas que él mismo nos dio. Nos da genitales pero nos castiga al usarlos, nos regala el cerebro, pero nos prohíbe usarlo. Yo no, yo creo en un Dios del que fui desprendido para venir a completar mi camino terrenal y al que volveré a formar parte en un después.

Semana Santa pone a muchos a reflexionar, pero recuerden que no son los únicos días para cultivar la espiritualidad. Tenemos mucho camino que recorrer antes de la beatitud que creen el simple ir a Misa nos puede traer.

Sulfurosas palabras

No tienes forma de probar que lo nuestro fue real;
tal vez ni siquiera nosotros lo somos.

¿Qué sucede una vez dentro del vaso?
¿Qué haces cuando no hay más que hacer?

A veces la mejor alternativa es huir con la boca cerrada,
con el miedo sobre los hombros,
pero la dignidad tatuada en la frente.

No más, no más.